Es una persona que se destacó por haber marcado profundamente mi formación en la Universidad de Costa Rica. Tuve el privilegio de tenerla como profesora en distintas etapas de mi proceso universitario y, especialmente, como directora de Seminario de Graduación. Su guía fue fundamental para descubrir mi potencial como diseñador, fortalecer mi desarrollo técnico y, sobre todo, aprender a observar la arquitectura con una mirada crítica y sensible hacia su contexto histórico y político. En un entorno académico donde es fácil enfocarse solo en lo visual y técnico, ella me enseñó a cuestionar, a salir de la zona de confort y a buscar siempre contenido y significado en la arquitectura, ayudándome a tener una visión más integral de la profesión. Su compromiso con la enseñanza y su calidad humana dejaron en mí una huella muy valiosa.
Esteban Barrantes, arquitecto UCR
En uno de los tantos cursos que matriculé con Natalia, recuerdo que inició diciendo que le gustaba hacer preguntas incómodas, no por provocar, sino con el mejor sentido de abrir espacio al cuestionamiento.
Natalia como profesora ha demostrado ser salida de la norma. Alejándose de cánones tradicionales de enseñanza, disfrutando mover de raíz los procesos. Ella genera un espacio refrescante de trabajo, que permite jugar verdaderamente con los límites disciplinares. Es una persona sumamente creativa para proponer, cuestionar, y a la vez, servir de enorme apoyo.
Si de algo vale agregar, como su estudiante, su asistente durante cuatro años y teniéndola como tutora de mi tesis, la dicha que encontré trabajando junto a Natalia no la he encontrado en ningún lugar igual, dentro o fuera de la Universidad. Espero sinceramente que puedan contar con el lujo de tenerla en el Consejo Universitario
Zetty Alonso Young, arquitecta UCR
La llegada de Natalia a la Escuela de Arquitectura coincidió con mi cuarto año de licenciatura, en un momento en el que estaba considerando abandonar la carrera para iniciar otra que me permitiera explorar mis intereses por la historia y la teoría. Durante su curso optativo “Criticar la arquitectura”, Natalia identificó mi inquietud y me ofreció trabajar como su asistente de investigación. Esa oportunidad marcó un punto de inflexión en mi formación académica y profesional, y fue el inicio de un nuevo camino que me ha llevado a estar por comenzar mi carrera como arquitecto especializado en preservación histórica en Estados Unidos.
La asistencia de investigación no solo me permitió ver que enfoques históricos y teóricos eran posibles dentro de la arquitectura, sino que también me brindó herramientas metodológicas concretas para desarrollar investigaciones propias, como la que realicé en mi tesis de grado, siempre con su guía.
Su rol como mentora ha trascendido sus responsabilidades docentes: en 2022 me motivó y asesoró durante mi postulación al programa de maestría en Historic Preservation de la University of Notre Dame, del cual hoy estoy graduado. En 2024 publicamos en coautoría un artículo académico, derivado de mi tesis, en la revista indexada Academia XXII de la UNAM.
A cuatro años de haberme graduado, aún busco a Natalia cuando se trata de decisiones académicas importantes. Considero que ha sido una figura valiosa para la Escuela de Arquitectura, no sólo por su capacidad para generar espacios de pensamiento crítico, sino por su acompañamiento al estudiantado. No tengo duda de que desde el Consejo Universitario seguirá aportando con la misma dedicación y visión a la Universidad de Costa Rica.
Jeremy Salazar, M. Sc. University of Notre Dame
Como docente, la Dra. Natalia Solano posee un talento excepcional para motivar a sus estudiantes a explorar intereses académicos y profesionales, desde ideas críticas, diversas y divergentes. En mi experiencia, encontré en Natalia a una docente rigurosa y firme, pero también empática, cercana y de una gran intuición.
Como colega, su presencia enriquece de manera notable la comunidad académica de la Escuela de Arquitectura y de la Universidad de Costa Rica. Su aporte constante a la reflexión, la práctica, el pensamiento y la docencia impulsa nuevas conversaciones, necesarias y valiosas. Veo en ella un modelo a seguir por su compromiso con la UCR, la claridad y profundidad de sus posturas, su voz crítica y propositiva, y agradezco su apertura para acompañar y orientar a nuevas generaciones.
Alejandro Quesada, profesor becario en la Universidad de Leuven
Formas distintas para repensar la investigación, claves para definir los campos de enunciación en el contexto interdisciplinario y transdisciplinario, pensamiento crítico para cuestionar el quehacer académico. Estos son elementos necesarios para construir Universidad, para imaginar y diseñar sus formas futuras, y, en ese sentido, puedo decir que justamente son esos los aspectos que Natalia le ha aportado a mi formación universitaria. Su forma puntillista y minuciosa muestra, no solo el profundo conocimiento de su labor sino, el compromiso y la entrega con la que se aproxima a la docencia y a la guía de su estudiantado. Trabajar con ella ha sido una de las experiencias más enriquecedoras que he experimentado en la academia. Natalia posee una manera única y propia de conducir las ideas y las discusiones, con una claridad tal que es capaz de convertir una simple introspección en un proyecto de investigación sólido y eficiente. En lo personal, sus aportes han sido cruciales para el desarrollo de mi tesis y para encaminar, no solo mis proyectos en lo inmediato sino, para motivar toda una línea de trabajo para mi vida académica futura.
Norberto García M, Profesor de la Universidad de Costa Rica
Coincidir con Natalia como docente significó la apertura de múltiples —y fructíferos— caminos de reflexión personal sobre el quehacer disciplinar y profesional de la arquitectura. Sus cursos fueron espacios en donde pensar la arquitectura, utilizando sus historias y teorías para evidenciar cómo esta ha operado e imaginar cómo puede llegar a hacerlo. Me marcó profundamente el interés de Natalia por hacernos reflexionar sobre la profesión de la arquitectura en Costa Rica, reconociendo su realidad, sus contradicciones y sus posibilidades diversas de acción.
Una arquitecta, tutora y docente extraordinaria. La participación de Natalia en espacios académicos es garantía de una práctica académica innovadora y profundamente crítica.
Gustavo Alemán Calero, arquitecto UCR
A Natalia la conocí en mis últimos años como estudiante en la Escuela de Arquitectura. Con ella recibí los cursos Formulación de trabajos finales de graduación y el optativo Criticar la Arquitectura: Escuelas, métodos y objetos. Ambas materias me permitieron, bajo la excepcional guía de Solano-Meza —tanto en su manera de exponer los temas como en sus abordajes críticos y rigurosos—, explorar aspectos del quehacer disciplinar que me interesaban profundamente y que no había tenido oportunidad de atender durante mi proceso de formación.
Posteriormente, Solano-Meza dirigió mi TFG; un proceso que no solo concluyó con un artículo científico en coautoría y publicado en la revista Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, sino que también me abrió las puertas a mi primera experiencia laboral como curador del Centro Regional de Documentación e Investigación en Arte (CRDIA) del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC).
Años después, Solano-Meza me acercó de nuevo a la EAQ y, entre otros espacios que hemos compartido, me invitó a formar parte del equipo encargado del diseño del nuevo Plan de Estudios (PdE); grupo de trabajo que ha coordinado y liderado de manera empática, integral y propositiva desde su conformación.
Menciono lo anterior para afirmar con total certeza que Natalia es una investigadora, docente y colega excepcional. Sus aportes a la EAQ y a la UCR son constantes, sus posturas firmes, sus enfoques interdisciplinares, y las posibilidades que abren resultan indudables. Agradezco la oportunidad de haber compartido, y de seguir compartiendo, con ella. Sin duda alguna, quien tenga el gusto de coincidir con ella sabrá reconocer su extraordinario valor como persona y académica.